El debate sobre las semillas conservadas por los agricultores y las semillas mejoradas adquiridas
Alexander Grobman Tversqui y Jorge E. Mayer Cabrera, PeruBiotec
Uno de los temas más debatidos por determinados grupos conservacionistas y ecologistas con agrónomos y genetistas es el de la preservación de semillas de variedades tradicionales de plantas de uso agrícola por los propios agricultores. Defienden lo primeros la posición de que los agricultores, de manera generalizada, son custodios de la agrobiodiversidad de variedades de una determinada especie, heredadas a través de generaciones. Basándose en esta proposición se oponen rotundamente a que los agricultores se vuelvan dependientes de productores de semillas para la siembra. En esta pugna, llegan a hacer blanco de sus ataques a las empresas proveedoras de semillas mejoradas y a veces a entidades de investigación del estado dedicadas a la obtención de nuevas variedades. El ataque se vuelve más virulento cuando se trata de semillas de variedades que contienen algún transgen, ya que erróneamente identifican estas semillas como de uso exclusivo para grandes terratenientes en países desarrollados, cuando está plenamente demostrado que el noventa por ciento de los agricultores que se benefician de los cultivos transgénicos provienen de países en vías de desarrollo y que en estos países se siembra alrededor del cuarenta por ciento de estos cultivos a nivel mundial.
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Cultivos genéticamente modificados: Impactos socioeconómicos y ambientales 1996-2007
Un estudio sumamente detallado por Graham Brookes y Peter Barfoot, de PG Economics Ltd, Gran Bretaña, establece que desde su introducción a los sistemas productivos, los OGMs han contribuido de manera positiva en términos socioeconómicos y ambientales, tanto en países desarrollados como en desarrollo. El estudio analiza los efectos económicos a nivel de producción en campo, impactos ambientales relacionados con el uso de insecticidas y herbicidas, y la contribución a la reducción en la producción de gases que contribuyen al efecto invernadero. Los autores concluyen que la biotecnología ha generado ganancias económicas y ambientales a través de la combinación de los avances tecnológicos que ella representa y el proceso de facilitación y la evolución hacia prácticas de campo más eficientes en términos de costos y compatibilidad con el medio ambiente.
No hay un mundo moderno
sin un pasado adaptable y dinámico.
La tecnología avanza constantemente. Desde los primeros pobladores, pasando por las culturas preincaicas, seguidas luego por el bien organizado Imperio Incaico, la colonia, y culminando casi 200 años de república, los agricultores peruanos han ido adoptando nuevas tecnologías constantemente, lo que no quiere decir que hayan tenido que desechar sus técnicas de antaño. El manejo del campo y de los cultivos es una combinación de todas las mejores tecnologías acumuladas a través del tiempo.
¿Por qué se frena la investigación?
El Comercio
22 de Agosto de 2007
SIN LEY DE BIOTECNOLOGÍA MODERNA SE CONDENA AL RETRASO NUESTRA AGRICULTURA
Por Ernesto Bustamante.
Decano del Colegio de Biólogos
El Congreso deberá ver el proyecto de ley sobre biotecnología que ya está en el orden del día del pleno. Su versión original data de 2004 como consenso entre científicos de los sectores académico, estatal y productivo. La autógrafa de ley fue observada por el presidente Toledo como resultado del cabildeo de organizaciones no científicas financiadas por entidades y gobiernos extranjeros que se oponen al uso en el Perú de tecnologías que hace décadas se utilizan con plena bioseguridad como importante instrumento de desarrollo en 22 países como EE.UU., Canadá, China, India, España, Australia, Francia, Argentina, Brasil y Colombia.
La palabra transgénico suena feo en verdad. Y ello se usa para atemorizar, haciendo creer que el consumo de vegetales transgénicos o carne de animales que hayan comido forraje transgénico va a transferir genes o ADN maligno a los humanos u otros seres vivos. Eso es falso y absurdo; nadie ha muerto o enfermado por haber comido productos que tengan origen transgénico. Sin embargo, muere gente por comer malos cebiches, tomar agua contaminada o respirar aire con metales pesados.
Transgénesis significa la introducción permanente de características deseables a plantas o animales. Es casi lo mismo que hace la naturaleza mediante la evolución de las especies; solo que con la biotecnología esto se puede desarrollar en meses en vez de siglos. Por ejemplo, se suele introducir genes que confieren resistencia a plagas (hongos, insectos), a heladas o que retrasen la putrefacción.
Hay varias ONG que han hecho de su oposición visceral a los transgénicos un lucrativo modo de vida. Es más, hasta tienen sitio permanente en el consejo directivo de la institución que es por ley la entidad regente de nuestro medio ambiente. Naturalmente, siendo su presidente un politólogo y arquitecto su secretario ejecutivo, nuestra máxima autoridad ambiental es influenciable y carece de liderazgo e impacto técnico de gestión.
En el Mercado Central de Lima se puede conseguir peces transgénicos vivos: Por 30 soles venden un pez ornamental que lleva el gen de una malagua que le hace emitir luz verde bajo luz ultravioleta. Estos peces ingresan de contrabando ante la vista gorda de las 35 instituciones responsables de la protección del medio ambiente en el Perú, tal como describió El Comercio en un reciente editorial. Los transgénicos ya están en el Perú desde hace años. El 60% de la soya que se produce en el mundo es transgénica y es base de ingredientes de alimentos procesados como mayonesa, cerveza, margarina, galletas, caramelos o chocolates. La mitad de los productos procesados de supermercados o bodegas es transgénica. Oponerse a los transgénicos es hipócrita y tan descabellado como lo sería decir: No a los celulares, DVD o las luces de neón.
Sin ley de biotecnología se impide a los científicos del Perú emplear la biología molecular en beneficio del desarrollo económico del país. Es grave observar que un gobierno regional --alentado por grupos extranjeros-- pretende castigar a los científicos del Centro Internacional de la Papa por su reciente anuncio de haber generado una variedad de papa transgénica resistente a un insecto, lo que hace innecesario usar plaguicidas nocivos para el hombre y el ambiente. Sorprendentemente, sugieren que solo se exporte la semilla a otros países y que los agricultores peruanos nunca se beneficien con su siembra.
La ley de biotecnología moderna establecerá cómo los peruanos podremos aplicar la ingeniería genética al desarrollo económico del Perú. Su promulgación no implica peligro para nuestra biodiversidad sino otorga un marco legal para protegerla, y regulará la importación, producción y exportación de organismos genéticamente modificados y sus derivados.